miércoles, 6 de abril de 2011

Doesn't mean nothing.

Andy supuso que él llegaría cuando el sol saliera, por lo que se sentó fuera de su casa, tan solo a esperar. Hacía frío, más que otras noches, pero no hizo caso y siguió sentada en la banca, esperando. Las estrellas brillaban aún en el firmamento, y la Luna daba las primeras señales de querer ir a descansar; tintineaba con sutileza, y parecía desaparecer como una nube de humo.

Las horas pasaron, y la Luna estaba a punto de desaparecer. Andy observó el horizonte, y no vio nada.

Él no llegaría a casa hoy, ni la subsiguiente, ni la que seguía, ni ninguna otra.
Todas las noches era lo mismo. Se sentaba en el jardín de la gran casa azul a observar cómo la Luna aparecía y se iba a su antojo. Así pasaron los años, y finalmente, él nunca apareció.


Era tan solo una espera eterna que no valió nunca la pena. Ya no recordaba nada de él; su voz, olor, presencia ya no se hallaban en la memoria de Andy. Lo había olvidado, simplemente. Pero, ¿realmente él existió en algún momento de su vida, o era sólo producto de su errante imaginación? 

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Lina M. 

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